Existen muchos lugares a los que podemos acudir para adquirir un buen vino
que acompañe nuestras comidas: una enoteca o tienda gourmet, tiendas de vino
online o incluso pequeños supermercados o grandes superficies. En el caso de no
tener muy claro qué vino escoger o no tener un conocimiento lo suficientemente
amplio sobre qué vino encaja mejor dependiendo de la ocasión o incluso el
desconocimiento de los gustos de las personas con las que vamos a compartir
dicho vino, lo mejor es dejarse asesorar por las personas que diariamente trabajan
con este producto tan preciado y que seguro que están encantadas de asesorarnos.
No hay reglas fijas sobre qué vino es mejor para una u otra comida o si la
comida se trata de un simple aperitivo o una comida más pesada, el mejor
consejo a seguir es acompañar comidas ligeras con vinos suaves y comidas más
fuertes con vinos más intensos, consiguiendo un equilibrio entre bebida y
comida para que el sabor de uno no tape el del otro: vinos blancos, rosados y tintos
jóvenes combinan muy bien con aperitivos suaves, arroces y carnes blancas y, tintos con más
cuerpo suelen ligar con platos guisos fuertes o carnes de caza. El
mejor consejo que os podemos dar es que acudáis a tiendas en las que dispongan
de personal que escuchen vuestras necesidades y os puedan aconsejar.
De cualquier modo, si finalmente decidimos embarcarnos en solitario en la
búsqueda del vino que más encaje con nuestros gustos, lo primero que debemos de
tener en cuenta es nuestra propia experiencia anterior y acudir a
lugares en los que podamos catar uno u otro vino con el objetivo
de elegir el que más nos gusta, incluso cuando no seamos capaces de explicar el
por qué nos gusta ese vino. El mejor juez para elegir un vino es nuestro propio paladar. Partiendo de estos términos, los parámetros que tendremos que tener en
cuenta son las percepciones que hayamos tenido anteriormente al beber vino tal y
como hemos comentado anteriormente, es decir, averiguar qué matices del vino
son más placentereas para uno mismo: si nos gustan más las sensaciones frutales
propias de los vinos jóvenes o si encajan mejor con nosotros los vinos con una sensación de sequedad propios
de los tintos con mayor presencia de taninos, o si preferimos vinos ligeramente ácidos. Lo ideal sería encontrar un vino que contenga todos estos elementos de forma armoniosa. El secreto está en probar muchos vinos distintos, variedades de uva que sean desconocidas para nosotros hasta el momento, ir descubriendo la riqueza y diversidad de vinos que nos ofrecen las distintas denominaciones de origen del territorio español, incluida nuestra DO Jumilla, y así ir poco a poco tejiendo nuestro propio
criterio sobre qué tipo de vino nos gusta más.
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